jueves, 19 de abril de 2007

Sevilla (4ª parte)


Y seguimos por el barrio deTriana, al que la alegría y buen hacer de sus habitantes han hecho olvidar que por allí anduvo, desde 1481, el muy terrible Santo Oficio y Tribunal de la Inquisición, que residió en su notable Castillo de Triana, también llamado de san Jorge que, por la época en que Cervantes andaba por Sevilla estaba en pleno apogeo y celebró (es una forma de decirlo) varios Autos públicos. No hay que olvidar que precisamente esteTribunal sevillano citó a declarar a la mismísima Teresa de Jesús en el invierno de 1576… En fin, que afortunadamente este castillo de Triana fue destruido y sobre él se alzó un Mercado de Abastos, el que está en la Plaza del Altozano, es decir, junto al río y el puente.


Tras pasear la calle Betis, pegada al río y cuyas vistas de Sevilla la convierten en una calle privilegiada, pasamos a su paralela, la de la Pureza, para ver la que llaman “la Catedral de Triana”, la iglesia de santa Ana, la primera iglesia cristiana de Sevilla mandada construir por Alfonso X el Sabio en 1280… en uno de sus altares está la virgen de la Victoria, ante la que rezaron los marineros de Elcano después de dar la vuelta al mundo y llegar a Sevilla… y justo a su lado está enterrado en el muro, y cubierto por una lápida de cerámica del famoso Niculoso Pisano, un misterioso personaje a quien llaman “el negro” al que han tenido que proteger con verja de hierro pues, corrió la leyenda de que, la mocita que da una patada en su cabeza, se casa rápido… También es leyenda que los niños que bautizan en la "Señá Sant´Ana" salen con buena voz para cantar flamenco.


Y en la misma calle, en la Capilla de los Marineros, podemos visitar a la Esperanza de Triana, la que se reparte con la Macarena, el fervor de los sevillanos y siguiendo en dirección a la isla de la Cartuja, cerca de la plaza de Chapina se llega a la Capilla del Patrocinio, donde está la impresionante talla del Cristo conocido como “El Cachorro”, del escultor Ruiz Gijón que, al parecer, se inspiró en la agonía de un gitano que acababan de asesinar y que él presenció.


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