lunes, 16 de abril de 2007

Sevilla (7ª y última parte)


Este último viaje a Sevilla ha coincidido con la Semana Santa… ese íntimo fervor del interior de las iglesias que sale a la calle y las convierte en oración, en asombrosa convivencia ciudadana que comparte espacios ordenadamente y vibra a la vez sin diferencias generacionales… ¿Qué decir que no se haya dicho ya de las procesiones de la Semana Santa en Sevilla?...


Hay momentos especialmente emocionantes… Como las doloridas saetas a la salida de la procesión del Silencio en la “madrugá” del Viernes Santo…

O ver pasar al impresionante Cristo del Cachorro por la plaza del Altozano entrando en el Puente de Triana…

Y el Gran Poder a las cuatro de la mañana pasando delante de la Catedral…


Pero la que ha sido especialmente bella para mí ha sido la procesión de la virgen de la Aurora


y Cristo Resucitado, que salen de Santa Marina a las 4,45 de la madrugada del domingo de Pascua…

Además lucía en Sevilla un luminoso cielo azul, todas las campana de la Giralda repicaban a gloria, esplendorosas, y los momentos se convirtieron en únicos…


Así que, cuando te alejas, te llevas ya para siempre a Sevilla en el corazón....

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