miércoles, 17 de junio de 2015

ZAMORA UNA CIUDAD SERENA (2)



 Zamora serena




 La ciudad sobre la “peña tajada”, entre 26 y 32 metros de altura sobre el Duero.

 La guía de "Turismo de  Zamora 2015" se inicia así: “La ciudad se encuentra situada sobre una meseta rocosa en la margen derecha del río Duero. Esta meseta consigue excelentes defensas naturales pues sus laderas están cortadas en vertical sobre el cauce del río y fue una plaza inexpugnable en los tiempos en los que hizo de frontera entre cristianos y musulmanes”.

 

Se identifica al pueblo celta de los vacceos como el de sus primeros habitantes durante la Edad del Hierro, cuando ocuparon un castro en esa ya citada meseta rocosa  sobre el Duero. Se han encontrado escasos restos de este poblamiento aunque parece ser que se mantuvo cuando llegaron los romanos, que también se instalaron aquí, dándole el nombre de Ocelum Durii “ojos del Duero” (también dicen otros investigadores que podía significar peñasco preminente (hoy se llaman las Peñas de Santa Marta) y aquí construyeron un puente sobre el rio que permaneció hasta los inicios del XIV y del que aún se ven los restos



Desde ambas orillas los restos del puente
sobre el río (pinchar para ampliar)




Y en recuerdo de las cruentas luchas por evitar la  expansion romana, Zamora levantó un monumento a Viriato, el caudillo que  al frente de las tribus lusitanas y celtíberas logró vencerlos en ocho ocasiones, por lo que fue considerado “el terror de los romanos”. 





La bandera de la ciudad es la llamada ”Seña Bermeja” que representa los ocho jirones que Viriato, tras cada una de las victorias, arrancaba de los rojos estandartes romanos colgándoles en su lanza, y así los vemos en el  escudo de la ciudad sujetos por "el brazo de Viriato".


En el escudo también aparece el puente romano de Mérida sobre el río Guadiana, simbolizando la toma de esta ciudad en 1227 por las mesnadas zamoranas dirigidas por Alfonso IX de León (que había nacido en Zamora en 1171).

No se sabe realmente donde nació Viriato, si en Portugal o en España, pero si que luchó por la libertad de ambos pueblos con gran valor una vez que logró escapar de la trampa que tendió a los lusitanos el pretor Galba, a quien, en el 151 a. C. le habia sido encomendado el gobierno de la España Ulterior.  Dicen los historiadores que con vil engaño y falsas promesas consiguió reunir a mas de 30.000 lusitanos desarmados y repartirlos en tres campamentos…y dicen que unos 9.000 fueron acuchillados y mas de 20.000 vendidos como esclavos…Galba fue posteriormente juzgado por estos hechos, y por haber retenido personalmente gran parte del botín por la venta de esclavos…pero “gracias a su aristocrático origen, al cohecho y a su probada elocuencia, logró la absolución”. Pero al menos, y por  la denuncia del tribuno de la plebe, Lucio Escritorio Libón, se consiguió que se aprobara una ley que ordenaba el rescate de los lusitanos vendidos  y “poco después el Senado aprobó otra ley que iba especialmente dirigida contra los gobernadores culpables de concusión”  (si leemos el significado de esa palabra comprobaremos que desde luego tampoco en política hay nada nuevo bajo el sol...). 

 Al final, la traición de tres de sus capitanes, sobornados por los romanos, terminó con la vida de Viriato en el 139 a.d.C.


La estatua se alza sobre un pedestal de granito de Sayago.
 Al fondo, antiguo Hospital de la Encarnación 
actualmente Diputación Provincial.


























El pintor José de Madrazo y Agudo  en 1807 llevó a un gran lienzo, que podemos admirar en el Museo del Prado, la escena de su muerte.

El monumento de Zamora es obra del escultor Eduardo Barrón González, nacido en Moraleja del Vino (Zamora) en 1858 y fallecido en Madrid en 1911. Con esta escultura obtuvo la medalla de plata de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1884. Se inauguró en 1904 en un solemne acto presidido por el rey Alfonso XIII.

 Sus conocimientos y trayectoria profesional le hicieron merecedor de los cargos de conservador y  restaurador de la Sección de Escultura del Museo del Prado y fue el autor del primer  catálogo de la colección de escultura del Museo. En 1910 fue nombrado académico electo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Su temprana muerte a los 53 años interrumpió tan importante y esforzada trayectoria y sumió su obra en un inmerecido olvido. Consultando en la inestimable Wikipedia (a la que por cierto le acaban de conceder el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional) descubro que su hijo le dedicó un libro, "Eduardo Barrón un escultor olvidado", Madrid 1977. Y también existe un interesante blog a él dedicado por su nieto Evaristo Muñoz Barrón.

 

Pasaron los siglos, olvidados ya los romanos,  a mediados del s. VIII llegaron los árabes a sus puertas, y la llamaron Samurah “ciudad de las turquesas”. Se convirtió pronto en ciudad fronteriza entre musulmanes y cristianos, sucesivamente en manos de unos o de otros, con lo que eso significa de muerte, destrucción y reconstrucción… Alfonso III el Magno de Asturias en el 893 la repobló y convirtió en la más importante ciudad- fortaleza de los reinos cristianos lo cual  le valió el nombre de “la bien cercada”...Hasta que Almanzor materialmente la arrasó, igual que a todo lo que encontró en su camino, a finales del s. X, en su avance hacía Santiago de Compostela.


Finalmente Fernando I de León y de Castilla (el hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla) en 1055 la conquistó definitivamente, la repuebla y reedifica y reconstruye las murallas que la habían definido como  "Zamora la bien cercada" para cedérsela luego a su hija Doña Urraca.

 


Y es en este tiempo, hacia 1072,  cuando sucedió un hecho que ha sido perpetuado en el romancero español...o según otros historiadores pertenece todo a la leyenda: la traicionera muerte, a manos del noble zamorano Bellido Dolfos, del rey Sancho II cuando éste intentaba tomar la ciudad gobernada por su hermana Urraca. La posibilidad de que el inductor hubiera sido su otro hermano, Alfonso (luego Alfonso VI), es la que, según los cantares de gesta, habría provocado que uno de los nobles castellanos presentes en el asedio, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, le hiciera jurar no haber participado en la muerte de su hermano (la jura de Santa Gadea, Burgos). Estas luchas fraticidas y la bravura de la ciudad durante el asedio a que la sometió Sancho II y que duró siete meses... dio lugar a otro dicho famoso:  No se ganó Zamora en una hora



La leyenda señala este portillo de la muralla como el lugar por donde regresó Bellido Dolfos tras el crimen. Unos lo llaman el Portillo de la traición o otros de la lealtad según estén a favor del rey Sancho o de doña Urraca...


tr








 
Y el Duero siempre la rodea sereno mientras
 la historia sigue...


Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons






















1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo dicho, que está siendo una serie muy interesante la de esta "serena" ciudad. Espero la continuación. Muchas gracias por hacernos conocer mejor tantos sitios un poco olvidados, Manolo